En este Día Internacional de la Mujer en todos los continentes celebramos los cien años de la primera festividad de la lucha emprendida por mujeres y hombres en pro de la equidad, la justicia, la paz y el desarrollo. Lucha que se inició en Copenhage, en 1910, para reivindicar los derechos de las mujeres; esto es, para lograr la igualdad en todos los derechos naturales y sociales equiparables entre mujeres y hombres: legales, políticos, sociales, familiares.
En países como el nuestro es decir, en los países de América Latina, la historia marca patrones culturales, según los cuales al hombre se le otorgó el papel principal en cualquier actividad. Pero las circunstancias cambian, y, hoy día, en todos los países se reconoce que la mujer desempeña un papel de igual transcendencia que el hombre y que no hay obstáculo ni pretexto alguno para que asuma las más altas responsabilidades a favor del desarrollo económico, político, social y democrático de nuestro país.
Y en este reconocimiento, queremos dejar constancia de lo que significaron para nosotros, los mexicanos, las mujeres de la Independencia y de la Revolución; que aunque no obtuvieron formalmente un cargo público, fueron decisivas en momentos cruciales y pelearon y murieron de igual a igual. Fue, ustedes lo saben bien, Elvira Carrillo Puerto la primera mujer mexicana que alcanzó un cargo público, en 1923, al ser electa diputada al congreso de Yucatán.
En el México de hoy, la mujer destaca, se prepara, igual o más que los hombres, convirtiéndose en ejemplo de tenacidad y empeño, incrementando día con día su presencia en puestos estratégicos, en una lidia con el equilibrio entre el trabajo y la vida.
En el Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos, de los 413,929 estudiantes que atendemos en la actualidad, el 37% son mujeres, situación que pone de manifiesto el avance logrado en los términos de igualdad de oportunidades, máxime que el Sistema ofrece, sobre todo, carreras que solían ser para varones, es decir, las ingenierías.
Asimismo, los 25 mil trabajadores con que contamos, el 36% son mujeres, quienes desempeñan todo tipo de responsabilidades, como profesoras, administrativas o en tareas de apoyo a la educación. Y también en los cuadros directivos, en donde el 35% de éstos, los ocupan mujeres.
Ser mujer es un privilegio y un desafío. El privilegio consiste en ser capaz de gestar la vida misma y acogerla en su vientre para la formación de un ser humano. El desafío, en una constante lucha por alcanzar la igualdad, en todos los ámbitos: jurídico, político, social y cultural.
Por eso, cuando hablamos de lograr la equidad de género, nos referimos al trato igualitario entre hombres y mujeres en lo concerniente a derechos, beneficios, obligaciones y posibilidades, es decir, idénticas oportunidades de desarrollo.
La Secretaría de Educación Pública, en voz de nuestro Secretario, el maestro Alonso Lujambio, se ha propuesto construir, desde y mediante la educación, un país en donde mujeres y hombres, niñas y niños vivan, en plenitud, sin miedos, sin exclusión, sin discriminación; desarrollando todo su potencial para crear una sociedad libre y democrática, donde todas las voces sean escuchadas. En este proyecto, los docentes son piezas clave para conseguir un cambio cultural que garantice la igualdad.
Nuestras niñas, niños y jóvenes, aunque se les visualice como la promesa del futuro, son una realidad actual, y es imperioso dotarles de elementos para que incorporen a su propia vida el respeto a los derechos humanos como esencia de una filosofía que debe dar sustento a esa sociedad que queremos construir. Que sean esas generaciones el paradigma del cambio; que sea en ellas en las que se acrisole la conciencia de que toda forma de acoso y de violencia contra las mujeres es una ofensa a la dignidad humana, un atentado contra los derechos humanos que pone en riesgo la libertad y la democracia de cualquier país.
El Día Internacional de la Mujer es un hito; un momento propicio para reflexionar sobre los logros obtenidos a lo largo de estos años; para reconocer la valentía de quienes iniciaron esa lucha y aceptar que aún falta mucho por hacer. Pero debemos hacer de este día una costumbre, un comportamiento cotidiano y comprender que únicamente será posible edificar la equidad con la convicción de mujeres y hombres por igual.
¡ Felicidades para todas las mujeres del SNIT !
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